sábado, 15 de mayo de 2010



Te propongo que nos venguemos de la noche, y porqué no también del día. Ambos son muy cortos y conforman las veinticuatro horas del día. Y por más que nos encontremos en uno de ellos, parecen no ser suficientes nunca. Venguémonos para que podamos ser eternos, y nunca pase la hora ni el día, en que separarnos sea un hecho.


1 comentario:

CINTHYA dijo...

Me encantó. Es mi meta máxima por alcanzar algún día: Detener ese instante que muchas veces se hace fugaz a la materialidad del tiempo.
Paremos. Detengámonos ante este absurdo. Provoquemos la venganza y logremos la eternidad.

Cerca o lejos, sabés que me tenés. Te amo amiga.

Vengarse del tiempo también es corromper la rutina. Paremos!