viernes, 9 de julio de 2010

Había una vez

Cuenta la historia que una pequeña princesa se escapó de un cuento de hadas. Se escapó porque no quiso adaptarse a su papel. No le gustaba la idea de un mundo ideal, ni aprobaba el hecho de que todo en la vida fuera color de rosa. Por eso mismo, ella y su espíritu guerrero resolvieron alejarse muy muy lejos, hasta perderse de ese mundo de ensueño.
Nadie supo a dónde fue, ni como hizo para huir, pero algunos escucharon que decidió perpetuarse en la realidad. Ese lugar dónde la existencia de cada ser depende de una lucha diaria por alcanzar un final feliz. Y no el final feliz del cuento, sino el de cada uno.
Sin embargo, lo más llamativo de esta historia es que la infanta abandonó su cuento a tan temprana edad que ella ya no recuerda haberlo hecho. Vive sometida en el mundo real, sufriendo sus vivencias y disfrutando de unas pocas alegrías, por lo que cree pertenecer allí de por vida. A ella nada le parece estar fuera de lugar, porque si de hecho lo está, ella se empeña en corregirlo.
Por eso, de vez en cuando, su espíritu de doncella indómita la hace sentir un extraño sentimiento. No puede entender cómo puede existir mucha gente que se cansa de pelear. Personas que inmediatamente optan por tomar la opción más fácil, mientras que ella elige el camino más sinuoso, profundo y escalofriante, siempre.
Pero es así. Su esencia de aristócrata la conforma, y es inmutable. Nunca se va a cansar, por mas que todo el viento del Pampero le de en contra. No le interesa si la corriente del océano la arrastra hacia el lado opuesto, al que se dirige. Y tampoco le preocuparía encontrarse en medio del desierto, con el sol de frente, caminando descalza por esa superficie magmática de arena.
Y es entonces, cuando yo –la interlocutora del cuento- resuelvo contarle la verdad. Hace diecinueve años naciste y tomaste una importante decisión. Tu lugar en el mundo fue moldeado por la misma tenacidad con la que vivís y realizas tus elecciones, hoy en día. Fuiste vos, quien escribió tu historia del cuento.
Si, un cuento que a veces es de ensueños y a veces se transforma en terror, pero es TU historia. Narrada por vos y los que te acompañan, día a día. Y como ya conté anteriormente, tu esencia es ser combatiente y nada te detiene. Vos tenés algo especial, por eso nunca tenés que dudar.
Tu final ya está escrito y por más distintos caminos que tomes, todos concluyen en un:

Y fueron felices y vivieron por siempre



1 comentario:

Marquitos dijo...

Qué bonito! Hace mucho que no paso por aquí, y creo que es un buen chocolate caliente para el alma =)
No sé si tendrá que ver o no (seguro que sí, todo tiene que ver con todo), pero estos días leí algo de Bukowski que decía más o menos así "la vida en muchas ocaciones puede ser buena y, en esas ocaciones, la mayoría de las veces, depende de nosotros". Está lindo, creo que algo tiene que ver con lo que escribiste...

Espero que andes muy bien!
Un beso!!