domingo, 21 de junio de 2009

Cartas que no llegan

Que ironía que hoy me acuerde de esa canción, que fue fruto de aquel ensamble'06; y que a partir de allí, se transformó en la canción cantada más detestada. Aún hoy nos acordamos de odo lo que implica ese sencillo tema de autoría de unos de los integrantes del grupo. Pero ahora -en el ahora de hoy- no me hace pensar en lo común (es decir, las típicas risas y chistes), sino que me remite a una situación reciente y en cadena.Esa situación me produce la verborragia que quiero expresar por escrito. Y cualquiera, pero estoy escribiéndola en un mini-block que le acabo de pedir a mi hermana. Y no estoy en la pc como hago siempre. Estoy escribiendo mientras voy en el auto, con una letra desprolija y casi ilegible; porque estoy desbordada de palabras. Necesito purgarme. Me urge liberar lo que pienso. Porque mi mente va a mil y hace relaciones inconcebibles, como la del título. Pero... últimamente siempre hay un pero, y debe ser a causa de que pienso mucho y soy complicada. Hay un pero, porque además de esta sensación febril de escupir mis palabras, siento una limitación. Una inhibición externa que cega mi libertad de decir. Y es horrible, debido a que siento coartadas esas alas que me permitieron siempre volar más allá de todo tiempo y espacio. Asique esto genera una disyuntiva que me dice "escribí sin dar detalles"; pero... ¿es posible?. Bueno, que sea lo que Dios quiera -como quién diría.


(...)"La cartas que no llegan, han dejado de viajar
si tan solo pudiera, tu mirada olvidar" (...)

Las cartas que no llegan. Cartas que no llegan a sus destinatarios y son un presente congelado, condenado al olvido. Un trozo de pasado que en algún momento querrá volver al futuro, cuando un día de manera inesperada la encuentre su escritor. Una parte del alma de dos personas que no llegaron a conectarse a través de ella. Un conjunto, por ende, de sentimientos y palabras por decir.
Desde mi punto de vista son una pena. Son un desperdicio porque perdieron totalmente su función. Algo irreconocible con la realidad, ya que perdieron todo sentido y significado. No importa si luego de traspapelar ese mapa de sentimientos valorables, aunque sea un periodo corto de tiempo, se lo entrega a su destinatario. Eso no importa. Eso no sirve.
Porque su esencia marca la detención de una instantaneidad que no es reproducible en otro momento de la historia. La carta depede del aquí y ahora, como su contenido. Ni que hablar, si uno pierde contacto con el sujeto al que le está referido el fragmento de alma. Esa disposición de la causalidad es mucho peor, es más desvastadora. La razón se basa en que al encontrarla, nuestros sentidos rememoras un momento inconcluso, algo que quiso sellar con aquel tipo de huella (que es la carta) y no pudo.
Y eso es lo que me pasa a mi. Entregué un trozo de mi en una configuración de papel, dónde imágen y frases se complementaban y significaban mucho. Todo tenía un propósito claramente pensado y premeditado. Mis ilusiones se habían depositado deseando inmortalizar mis pensamientos, mis gustos. Intentaban sellar un pacto de amistad que no sabíamos si iba a ser eterno (de hecho no lo fue). Pero por sobretodo, quería enmarcar y resaltar un tramo de mi vida. Un tramo importante que implicaba algo hermoso, pero que se esfumó.
Y hoy, sólo tengo el recuerdo mental y algo más de la otra persona, pero ella se quedó sin nada mío. ¿Acaso eso permitirá que se olvide rápido de mi? Que triste final para este Fin.



No hay comentarios: